domingo, 30 de junio de 2013

El lamento y la borrachera de un tema de los Cadillacs.

Cuando ni lo empato, me lleva un acorde y otra destapada.
Lo trágico lo agrega Cortázar.
Distinta a todas, aunque suene de lo más vulgar.
Pero nada fue suficiente y hoy me hablan solo del final.
Curioso como las miradas se encontraron, de la misma forma se ocultaron.

miércoles, 26 de junio de 2013

Quizás el miedo volvió a ganar jugando de local. La inexperiencia se hizo dueña, dejando solo incertidumbre en un mal escenario.
Se cruzó por la cabeza, que solo fue una ilusión. Con tomarle la mano, todo se aclaró.
Tal vez la estrella se apagó. Tal vez no.
Sin embargo, su brillo es eterno.
Solo quisiera volver a entrelazarme con sus dedos, los mismos que rozaron mi rostro desierto, mientras se llovía su cielo.

domingo, 23 de junio de 2013

Escondido aún a la vista. Guardando las cartas, aunque no tenga la peor mano.

Viendo que el brillo que vi ayer, ahora brilla en otro lado.
Me apago aunque no quiera, porque hay un monstruito adentro que me arroja otra vez a la oscuridad. Y si no alimento a ese monstruito, no estoy seguro que va a ser de mi.
Algún día quise matarlo, pero aún sigue ahí, tal vez hasta más fuerte.
Hoy solo lo combato con el silencio, y estas ganas de suspirar.

viernes, 21 de junio de 2013

¿Qué estarán esperando para secarse los brotes de aquel momento?

¿Cuanta más sombras se necesitan para volver a apagarme?
Todo termina siendo solo una sensación e ilusión. 

miércoles, 19 de junio de 2013

Tan presente en mi mente, librandome de aves negras y carroñeras. 

Tan real en mi cuerpo, impulsando a moverme, sintiendo, sin que lo piense.
Tan real y prensente que a veces, tiendo a ser insoportable. 

De nostalgia y manchas en mi rostro.

De pasado que aprendí a disfrutar solo.
De dejar una chance temiendo que se repitiera la anterior.
Ojos opacos y el interior lleno de barro. Barro que se secó hasta endurecer, y ahora cuesta entender. Difícil de explicar, que esconde esa pared, pero sabiendo que algo hay, cuando mueven mis cimientos.

De la soledad que me quiere acompañar.
Del presente que no me deja ver.
De mis ojos que vieron su mar.
Podrá seguir mi barro
Tal vez también esta soledad.
Pero no podré dejar de querer la luz de su alma, que brilla aún guardando lágrimas.

domingo, 16 de junio de 2013

Le pedí veinticinco segundos de su corazón y veinticinco de razón.

Menos de un minuto, y en eso, encontraba las cincuenta monedas con una cara negra y la otra color cobre.
Mientras, terminé de entrar por una ventanilla; sin saber adonde iba, pero si de donde venía. 
Quisiera explicar lo que es un color y pintar cada palabra que dejé soltar. Pero es difícil cuando no siento con mi mano su tacto.

sábado, 15 de junio de 2013

Los ojos opacos, los párpados pesados, las manos independientes de mi. En la nuca el golpe de un garrotazo.

Su fuego se apagó y el mío aún sigue quemando, perdí el control.
Me refugio solo en el silencio, evitando las preguntas y explicaciones. Me quedo con mis sombras y muertos, que salen a dar vueltas conmigo.
Quisiera que este frío apague las llamas, que queman más al recordar cada palabra suya, esas que hoy ya no dice,  pero alguna vez oí.

viernes, 14 de junio de 2013

Empiezo una conversación con alguien, hablando de cualquier cosa, intentando escaparle a esa nube que me persigue.

Es inevitable no tener su nombre en la punta de mi lengua, o de bromear con algo que solo ella entendía. Me quedo sin palabras y siento una especie de calambre que va desde la nuca hasta los pies, subiendo y bajando, para terminar con otro suspiro. Otro más de los que parece, me tendré que acostumbrar.

jueves, 13 de junio de 2013

Quisiera arrojar cada letra, que sale del pecho en este momento. Que se estrellen contra la pared y se hagan mil pedazos, para evitar la necesidad de decirlas y acomodarlas.
De saber todo el tiempo lo que sucedería, y aún así tratar de engañarme.  Oxígeno y limpieza por humo y alquitrán, una sonrisa que ahora comienza a borrarse para traerme nuevamente mi tradicional mueca.
Quise apostar, aposté, no como un juego, esta vez es real y aún así, obtuve el mismo resultado. Voy dejando que estos ojos irritados me cuenten otra vez, que esto es lo que debe sucederme. Por alejarlos de aquellos que los iluminaron, pero mi alma jamás logro encontrar la forma de que lo crea.
Nunca suficiente. Nunca expresivo. Nunca divertido. Nunca único. Nunca significante. Nunca necesario. 

miércoles, 12 de junio de 2013

Mi Álamo negro

Tomé una situación cotidiana, que quizás en algún tiempo deje de serla. 

Abrí el portón, ese mismo de hace años, con el que crecí pateandole pelotazos, usándolo de arco. Las medidas se prestan perfectamente para entretenerse un rato, sobre todo en aquellas eternas tardes de cualquier estación, junto a mi hermano; que entre charcos, bicis y barro caía la fria noche y el llamado de mamá, para que nos bañemos y estemos sentados en la mesa con papá.
Me senté en el lugar donde solía estar el álamo negro. Ese árbol estaba al costado del patio, pasaba quizás inadvertido. Tal vez por mi edad, o por el hecho de que estuvo ahí desde que tengo los primeros recuerdos de mi casa, solía prestarle poca atención. Incluso en aquellas tardes de verano, tirado en el piso, rompiendo los pantalones en las rodillas, por jugar con mis perros o a las bolitas. Siempre bajo esa sombra que jamás volví a sentir.

Ese árbol se secó hace seis años, creo. Aún hoy, recreando el patio de casa en mi cabeza, lo imagino con ese álamo, en verano y dándome de esa sombra.
Todo lo que me llenó y curtió mi piel, esta tan vivo dentro de mi, aún cuando la realidad busca engañarme y hacerme creer que no está. Mis sensaciones vuelven a jugar con mi mente y me hablan de la eternidad en mi alma. De esas tardes, de todo lo que me llenaba y hoy también me llena, como ella.

martes, 11 de junio de 2013

Lo del pizarrón

Era el segundo año. Se generó un disturbio y un imbécil lo culpó de algo que no cometió. Sabía de quienes habían sido, pero tal como su piel, el alma estaba curtida de ese valor.

Silencios en pleno ruido y voces, silencio que dejaba de serlo cuando callaban. Grises con los colores del pizarrón.
Letras con algún ideal, acordes de color.
Buscando en su cabeza el verdadero silencio, tal vez algún día lo encuentre. 

Recordó, en esa plaza de algún prócer, aquel calor del mediodía. También como entre las ramas se filtraron los rayos de sol, aún mientras intentaba desahogarse en la sombra.

domingo, 9 de junio de 2013

El rechazo no necesita de palabras

cuando ya es conocido, se percibe.
Se siente, aunque en el intento de explicarlo te ahogues.

viernes, 7 de junio de 2013

Reproduciría su sonrisa 

una y otra vez
Algun grito de locura
Para cuándo en mi mismo
no crea y me despierte
 
Le cantaría todas
las canciones de Abbey Road
"En alguna parte de su sonrisa
ella sabe..."
Aunque a mi voz
le falte color.

Le regalo todas
mis rimas
Aunque mis sombras
lo impidan
No fue vacío y seco
mi calor
El día que quise
enfrascar su olor.

jueves, 6 de junio de 2013

Madrugando las sensaciones

En alguna madrugada fría de Mayo, me encontré mirando el cielo. Acurrucado, juntando las piernas, con una botella en la mano, mientras el frío quemaba mi piel. Arrugaba el ceño, cuando los ojos comenzaron a irritarse con palabras. Por la boca, exhalaba esa gran cantidad de aire congelado que acababa entrar. En mi cabeza no tuve más que preguntas.

Esa misma madrugada, pensé que solo sería cuestión de tiempo. Que había adoptado una costumbre, y que como otras veces, en unos días todo volvería a ser como antes. 
Las fechas en el calendario comenzaron a avanzar, y asi también las ganas de volver. No encontré un segundo donde no tuviese ganas.

Todos los días supuestamente me alejaba, pero la sensación y el sentimiento siguieron creciendo, y con solo una mirada, se derrumbó esa idea de la costumbre. 
Todo era tan real, e incluso más que antes. No soporté el gris y el aire pesado, causados por la falta de su sonrisa. 
De mi pasado no me arrepiento, pero ya no quise volver a ese mismo sin su color.
Por más golpe bajo que fuese, el mundo realmente la necesita.

No se cuantos días pasaron, y dudo que se hubiese aclarado algo hasta ese momento, pero fue otra madrugada fría. Al cielo miré, esta vez solo un momento, antes de apagar el frío con un abrazo. En mi mano, en lugar de la botella, estaba su mano. Sin pensar en las preguntas, respirando despacio y tranquilo un aire más liviano. Era un alivio, pase lo que haya pasado, dejé de estar apagado.

Son capítulos extraños, en los que hablo en primera persona. Serán los menos, con tantos personajes e historias que faltan.