miércoles, 18 de septiembre de 2013

Dejar escapar lo que quiera escapar,

que quede lo que tenga que quedar.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Y un día blanco.

Despierto en el día blanco

la tinta volvió a fallar.
Escribieron con error
solo por un fajo.
Y tus ojos no dejaron de mirar.

Se enciende la fantasía
dicen que es gratis
pero entre lágrimas
y falsas risas
Solo te dejaron
atado a esa silla.

Y mis pupilas 
pegadas al cielo
Buscando el frío consuelo
de la que llaman compañía
Esa que se agota
siempre con el tiempo.

Suelo ser un vidrio verde
que en los días blancos
tiñe de color el otro lado
Como mi ojo quiere.

Días blancos.

Despierto en el día blanco, del que ya escuché hablar, aunque sin recibir demasiados datos. Puedo contar sobre como lo llevo yo, pero no llegaría a describir tal con exactitud. 

Mis días blancos no tienen horario de inicio y se dan porque se tienen que dar. Jamás creí en el destino; solo es la explicación menos idiota que encontramos para justificar nuestras derrotas. Si creo en la naturaleza y en las virtudes. Cada persona tiene una que otra no tiene, irrepetible. Son parecidos, pero no iguales.
No estamos destinados a nada, ni a ser o hacer algo, tampoco a conocer a alguien. Somos nuestra naturaleza, quizás está en nosotros querer conocer a otra persona ¿pero quien dijo que nuestra naturaleza sea permanecer al lado de alguien? Si busco inventar mi propia naturaleza, jamás voy a entender por que paso lo que paso. Si intento modificar mis virtudes, solo para encajar un lugar que no correspondo, será difícil que me de cuenta y sienta a gusto en mi verdadero sitio. 
Vuelan los días blancos, y yo sigo mirando arriba (los que no distingo y son claros, para abajo). Se pegan mis pupilas al cielo, del que ya me contaron los solitarios, del que ninguno me habló sobre su naturaleza y verdadero vuelo.