lunes, 26 de agosto de 2013

Fue en el mismo lugar y con la mirada otra vez en ese rumbo (o sin). Donde un calendario de la billetera atestiguaba que las fechas habían corrido, aún sin ser percibidas. Una marca en la mesa que se va secando pero queda.

Eso que una vez imaginó hoy se iba con las burbujas de un vaso, con el humo de una risa que se esbozó en medio del frío.
Los años se habían apilado en sus espaldas, y esa ronda, hoy es solo un recuerdo. 
Abrochó su campera y dejó caer los párpados; apretó el puño y miro hacia arriba. Porque no hay excusas si se asumen los cargos. Y todo eso en una sola estrella.