sábado, 18 de mayo de 2013

¿Fue un crimen?

El bien y el mal. El deber y sentir. La justicia y el crimen.

¿Quien lo impuso y quien lo impone?
La coherencia jamás podrá ser explicada objetivamente. Porque la objetividad tampoco puede serlo.
Somos individuos, cada uno con un mambo distinto. 
Las palabras nos comunican, acortan distancias, provocan sensaciones, pero ¿que hacer cuando ya no alcanzan?
Si el alma quiere hablar y decido censurarla; me ahoga, me persigue, me hace sentir insignificante y dominado por la misma. 
Debí callarla quizás. Habría sido, tal vez, lo más coherente. Era lo que estaba bien, según lo impuesto, por no sabemos quien.
Fui en contra de todo. El mal me hizo bien, y sentí que el deber es sentirse bien. La justicia, le hizo pagar a mi alma un encierro de mucho tiempo. Burló la seguridad, y escapo a cometer el delito, una vez más. Completandome devuelta, acercándome a ese brillo que hasta hace poco era solo un sueño. Hablando con los latidos.
¿Fue un crimen?