El día se dio vuelta. Quedó colgado de una soga, al revés.
Las horas no pasaban, aunque la rutina no se detenía. Mientras que se respiraba un aire frío y espeso, algunas hojas amarillentas flotaban. Faltó calor, y encima una nube tapaba el sol.
El cielo, entre celeste, gris y blanco, seguía filtrando rayos de luz.
Pasó un colectivo, pisando un bache salpicó el cordón y algunas gotas que alcanzaron mi mano.
Sonaban más melodías, nuevas y viejas. Cruzaba entre caras y caras sin prestar atención. Caras que tal vez pasen por acá todos los días a esta hora, o simplemente están de paso. Quizás, solo les dio la gana, como a mi.
Pude detenerme y doblar en la esquina que quisiera (tenía tiempo de sobra), pero decidí quedarme, voltee y había un banco.
El día se descolgó, se dio vuelta otra vez. Quise y quiero que pasen las horas. No espero el olvido en el tiempo, sigo ansiando otro encuentro.
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