Persiguiendo estrellas
mientras las luces de la ciudad
no las dejan brillar.
Robandome un momento
en esta vereda del conurbano
Que algún artificial
no ha de pisar.
Mirando siempre
mi cielo del este
Que según el día
me trae un color diferente
Casi como el de alguna sonrisa
que ahora no tengo acá presente.
Y quiero escuchar los repiques
Los domingos a la tarde
Mirar desde el techo
como de chico, la inmensidad
de el tanque.
Quiero salir del colegio
Y bajo el árbol de la plaza
enredarme en mis notas
Y a la vuelta,
en una esquina, encontrarte.
Porque siempre debimos
habernos conocido antes.
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