Me volví a levantar masticando las estrellas de ayer. Estrellas negras, sin brillo, con una forma rara y ademas pinchaban. Pero seguían siendo estrellas, porque lo sabian y yo también (por eso me gustaban).
Así también la soñé, en un abrazo o un simple roce. Todo quería hacerme notar que no era real, que el tiempo se volvería a agotar. La forma en que me miraba, no es la de hoy. Sin embargo, sabíamos como es ese mirar (y por eso nos gusta).
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